Guida turistica
• Luglio 2024
Pienza Ciudad de Luz
Autore: Ilaria Bichi Ruspoli, Costanza Contu, Marina Giordano
Editore: Sillabe
Lingue di traduzione: italiano>spagnolo
Traduttori: Raquel Llopis (Il Nuovo Traduttore Letterario)
Pienza Città di Luce / Pienza Ciudad de Luz è una guida che accompagna il visitatore alla scoperta di un luogo affascinante, ricco di arte e di paesaggi indimenticabili.
Ma è anche un’indagine storico-artistica della città che fu voluta da Enea Silvio Piccolomini come sintesi degli ideali artistici e culturali dell’Umanesimo.
El Palazzo Ammannati
A raíz de la transformación del pueblo de Corsignano en un espacio urbano renacentista, a petición de Pío II, Rodrigo de Borja y otros influyentes prelados accedieron a instalarse en la ciudad, para lo que edificaron palacios en el estilo propio del Renacimiento a lo largo del Corso Il Rossellino, en los que residir cuando el papa visitaba Pienza. Delante del Palazzo Pontificio, en la esquina que asoma a la plaza y al Corso Il Rossellino, se alza el palacio del cardenal Iacopo Ammannati, probablemente el amigo más íntimo del pontífice, que aceptó de buen grado construirse una vivienda en Pienza y adquirió con este fin dos edificios contiguos, que mandó fusionar, justo enfrente de la residencia papal. Actualmente el palacio presenta un aspecto sobrio, con sus tres plantas y sus ventanas en forma de cruz güelfa. En la fachada se conservan todavía los escudos de armas de la familia y las decoraciones esgrafiadas, cada vez menos visibles debido al estado del enlucido, mientras que el elegante patio interior ha sobrevivido a las diversas remodelaciones.
Ammannati, erudito humanista, fue nombrado obispo de Pavía por el papa. Tras la muerte de Pío II, continuó frecuentando Pienza y alojándose allí junto con el círculo de colaboradores más estrechos de este, denominados pieschi. Numerosos testimonios literarios de Ammannati han llegado hasta nuestros días, bajo forma epistolar, en los que aflora su fuerte vínculo con la que definiría como una tierra fascinante que había alcanzado el equilibrio perfecto entre arquitectura, paisaje y buen vivir. Adelantándose a su tiempo en lo que a promoción del territorio se refiere, Ammannati presentaba el valle del río Orcia a sus coetáneos y a los intelectuales de la época como un lugar ideal para dedicarse a la meditación.